martes, 25 de septiembre de 2012

El pequeño estudio ambulante se pone en marcha.

 Hace ya tres días que me encuentro aquí, en Lanzarote y al fin he podido conversar un rato con los pinceles. Las jornadas a bordo son intensas y no hay tiempo para cruzarse de brazos. El barco pide y hay que darle lo que demanda, porque lo merece. Porque él es casa, lugar de trabajo y de diversión, vehículo... pero sobre todo amigo; un buen amigo y todo lo que él recibe de esta manera tan humilde en la que puedo darle, lo agradece con creces. Se entrega y te da lo que necesitas, se comunica constantemente de manera sincera y perdona los pequeños descuidos. Es un ser divertido pero también responsable y noble.
Los días próximos a nuestra partida, allí en Tenerife, fueron muy emotivos. Los buenos amigos, vecinos de puerto, que encontramos durante el tiempo que estuvimos allí, vinieron a ayudarnos en la puesta a punto del "O2" para que pudiéramos zarpar. Nos dieron su tiempo, trabajo e incluso muchas de las cosas que necesitábamos y que aún no habíamos podido conseguir. Una suerte inmensa la nuestra por quienes estamos encontrando. Sin duda, gente excepcional.
Zarpamos a las nueve de la mañana de Marina Tenerife junto con el “ Relief” quien nos acompañó durante las primeras millas para cerciorarse de que todo funcionaba bien a bordo. Fue una buena travesía hasta El puerto de la Luz en Las Palmas en donde recalamos a las doce de la noche para dormir. Al día siguiente y después de haber descansado y habernos aprovisionado de artículos importantes, levamos el ancla y pusimos rumbo 60º hacia el estrecho de la Bocaina. El viento nos obligaba a tomar un rumbo muy cerrado con respecto a él, pero el “O2 “ ciñe muy bien y navegamos muy cómodos y ligeros durante la noche con dos rizos en la mayor, por precaución, en una noche sin luna pero muy luminosa. Esta era clara y estrellada. Había mar de fondo con espuma en las crestas de las olas y Esta, al igual que la estela del barco, iluminaban la noche con el verde de las fosforescencias del plancton. Una noche preciosa e igualmente un hermoso amanecer con la mar como plastificada, como tratada con photoshop. Se acercaron a nosotros un par de ballenas calderones, madre y cría, y pasaron bajo nosotros por el costado de estribor. Viramos al norte pues el viento había rolado y otro vagabundo marino apareció ante nosotros. Esta vez una tortuga. La navegación fue muy relajada el resto del día y no se metió viento hasta el atardecer, en el estrecho. A media noche Fondeamos en Playa blanca.