Los días próximos a nuestra partida,
allí en Tenerife, fueron muy emotivos. Los buenos amigos, vecinos de
puerto, que encontramos durante el tiempo que estuvimos allí,
vinieron a ayudarnos en la puesta a punto del "O2" para que pudiéramos
zarpar. Nos dieron su tiempo, trabajo e incluso muchas de las cosas
que necesitábamos y que aún no habíamos podido conseguir. Una
suerte inmensa la nuestra por quienes estamos encontrando. Sin duda,
gente excepcional.
Zarpamos a las nueve de la mañana de
Marina Tenerife junto con el “ Relief” quien nos acompañó
durante las primeras millas para cerciorarse de que todo funcionaba
bien a bordo. Fue una buena travesía hasta El puerto de la Luz en
Las Palmas en donde recalamos a las doce de la noche para dormir. Al
día siguiente y después de haber descansado y habernos
aprovisionado de artículos importantes, levamos el ancla y pusimos
rumbo 60º hacia el estrecho de la Bocaina. El viento nos obligaba a
tomar un rumbo muy cerrado con respecto a él, pero el “O2
“ ciñe muy bien y navegamos muy cómodos y ligeros durante la
noche con dos rizos en la mayor, por precaución, en una noche sin
luna pero muy luminosa. Esta era clara y estrellada. Había mar de
fondo con espuma en las crestas de las olas y Esta, al igual que la
estela del barco, iluminaban la noche con el verde de las
fosforescencias del plancton. Una noche preciosa e igualmente un
hermoso amanecer con la mar como plastificada, como tratada con
photoshop. Se acercaron a nosotros un par de ballenas calderones,
madre y cría, y pasaron bajo nosotros por el costado de estribor.
Viramos al norte pues el viento había rolado y otro vagabundo marino
apareció ante nosotros. Esta vez una tortuga. La navegación fue muy
relajada el resto del día y no se metió viento hasta el atardecer,
en el estrecho. A media noche Fondeamos en Playa blanca.